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MERLI MATEU

Voluntaria en Etiopía

¿Dónde fuiste a hacer voluntariado?

A Wukro, en la región de Tigray al Norte de Etiopía.

 

¿Cuándo y con quién?

Estuve un mes más o menos, me fui a mediados de julio y volví en la segunda mitad de agosto. No iba con nadie conocido, pero durante el trayecto coincidí con más voluntarios que iban al mismo sitio. Había cogido los vuelos mirando de coincidir con ellos, para no ir sola.

 

¿Cómo se llama la organización o institución con la que fuiste? ¿Cómo la conociste y por qué decidiste hacer este voluntariado?

La institución es catalana, se llama “Centre d’Iniciatives Solidàries Àngel Olaran” (Centro de Iniciativas Solidarias Ángel Olaran).

Llegué hasta ella porque mi madre conoce al director de la escuela de agricultura de Mollerussa, y éste ha participado muchas veces en proyectos para Ángel Olaran.

Yo me quiero  dedicar a ser médico sin fronteras en un futuro y  mi madre sabía que  me interesaba hacer este tipo de voluntariado, por eso se puso en contacto con él.

 

¿De dónde sacaste los fondos para poder realizar este viaje?

Mis padres me lo regalaron por mi 18 cumpleaños

 

¿En qué consistía exactamente tu trabajo?

En ser la profesora de una escuela de verano para niños de entre 8-12 años.

 

¿Qué es lo que más te gustó del sitio y de las personas a las que ayudaste?

Lo que me gustó fue su gran agradecimiento a todo, por pequeña que fuese la ayuda te lo agradecían una y otra vez.

Me gustó también su tranquilidad, sin preocupaciones.

 Lo más bonito fue ver como los chicos y chicas mayores del pueblo estaban siempre en la Organización, jugando con los niños y ayudando a los voluntarios de fuera para comunicarse, ya que ellos sabían inglés.

 
¿Qué cosas no te gustaron?

No me gustó mucho el trato a la mujer, ya que ella era la que debía trabajar las 24 horas. Tampoco me gustó la política del país, se encuentran en una dictadura muy estricta, pero no puedo opinar sobre eso porque no sé mucho del tema.

 

¿Algo que te impactara?

 Muchísimas cosas; todo es completamente diferente a lo que estoy acostumbrada a ver. Por ejemplo, preguntar a los niños que edad tienen y que te digan que no lo saben, porque ellos no le dan la importancia a la edad si no al hecho de estar vivos.

Me impresionó que mucha gente del pueblo tuviese cortes en las cejas, porque creen que así no van a tener problemas de vista. También, en las zonas más rurales, se les corta a los niños la campanilla para que traguen mejor la comida.

 

¿Qué te ha aportado esta experiencia? ¿La repetirías?

Más cosas de las que pensaba. Pienso que cada día debemos lo que tenemos, que nuestros problemas no son ni la mitad de los que podríamos tener, que tenemos la oportunidad de estudiar y tener una buena educación, que nunca nos debemos rendir por algo que queremos de verdad, que siempre podemos hacer algo por otra persona aunque sea solo darle la mano porque está triste, y así tantas otras cosas.

Y volvería a Etiopía una y otra vez,  porque es un país precioso y la gente aún más.

 

¿Crees que eres la misma de siempre, o algo en ti ha cambiado?

He cambiado muchísimo en  la forma de pensar y de actuar, ahora sé que si quiero cambiar algo debo esforzarme  en mis estudios para dar lo mejor de mí en un futuro.

 

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